La sostenibilidad es el concepto que trata de cubrir las necesidades presentes de la población sin tener que comprometer las necesidades de la población del futuro.
Desde hace siglos la menstruación se ha considerado algo sucio, que tapar y/o ocultar ante la sociedad y un gran tabú para las mujeres, potenciado en algunos casos por anuncios de productos menstruales de color rosa o sangrados azules que difieren de la verdadera realidad.
La cantidad de productos menstruales que usamos a lo largo de nuestra vida fértil está entre 5,000 y 10,000 entre tampones, compresas y otros derivados, los cuales están cargados de productos nada beneficiosos ni para nuestro cuerpo ni para el planeta. ¿Sabías que si partes un tampón a la mitad encontrarías una cantidad considerable de celulosa, algodón, plásticos, celulosas, ftalatos y perfúmes con sustancias químicas? Muchas de estas sustancias están consideradas disruptones endocrinos que podrían desequilibrar nuestro sistema hormonal.
Además, la mucosa vaginal es una parte de nuestro cuerpo con gran capacidad de absorción, casi incluso más que la boca. Ahora imagina esa mucosa vaginal absorbiendo tal cantidad de productos químicos a lo largo de aproximadamente 45 años, que es lo que suele durar la vida fértil de la mujer.
La menstruación sostenible no es sólo reducir la huella medioambiental que dejan los productos menstruales (que es mucha!), se basa en conectar y relacionarnos con nuestro cuerpo femenino y darle lo que merece y necesita. Es tomar consciencia del daño corporal y medioambiental que generan estos productos que llevamos usando muchísimos años y sustituirlos por alternativas más saludables, biodegradables y respetuosas con el medio y con nosotras mismas.
Alternativas para una menstruación más sostenible (y saludable)
Sangrado libre
Sé que seguramente es la opción menos planteada y que suscita más caras de desagrado, ¿pero por qué no? Sin duda es la práctica más saludable para nuestro cuerpo y también la más personal.
Consiste en dejar que se libere el sangrado menstrual sin usar ningún producto ni barrera para evitarlo. Eso sí, requiere algo de auto conocimiento corporal, disponer de baño cerca y un control adecuado de nuestro suelo pélvico para practicarlo con éxito.
Bragas menstruales
Cada vez más en auge y con opciones más económicas. Son bragas de algodón super absorbentes, transpirables y antiolores. Además cada vez hay más modelos variados. Suelen absorber aproximadamente 20 – 30 mls de sangre y lo ideal sería tener 2 o 3 por ciclo menstrual. Se pueden lavar a mano con agua y jabón o en lavadora.
Copa menstrual
La reina de la sostenibilidad, suele ser la primera opción a utilizar cuando pensamos en pasarnos a una menstruación más sostenible. La copa vaginal o menstrual es un dispositivo de silicona o látex con forma de diafragma que se inserta en las paredes de la vagina produciendo un sistema de vacío en dónde la sangre se deposita. Lo ideal sería no dejarla más de 12 horas puesta. Se lava con agua y jabón y se esteriliza con agua hirviendo.
Compresas de tela
La mayoría son de algodón orgánico, muy absorbentes y suaves. Se lavan a mano o en lavadora y se reusan las veces que quieras.
Sin duda, las opciones son variadas para elegir e ir probando la que más se adapte a nuestro cuerpo. Sólo reduciendo la cantidad de productos menstruales tradicionales como tampones y compresas y pasándonos a los más sostenibles, le estamos ahorrando al planeta 100mil millones de productos de deshecho en higiene menstrual al año.
Teresa del Rosario
Matrona
@mamitobe.es