Si te gusta la leche de almendras, aquí tienes un pequeño secreto: ¡Hacer la tuya es muy fácil! Con sólo un ingrediente (sí, almendras) y unos simples pasos, puedes crear una versión suave y cremosa para mantener en tu nevera.

Te contamos cómo:
Si eres vegano o intolerante a la lactosa. La leche de almendras es una buena alternativa a la leche normal. Además tiene menos calorías, más bajo en azúcar, tiene más Vitamina E y grasas saludables, lo que lo hace más sano para el sistema cardiaco.
Aunque podemos encontrar Leche de almendras enriquecidas con Calcio y Vitamina D, no está recomendado usarlo como sustituto a la leche normal, sobretodo para bebés y niños ya que la leche de vaca tiene muchos más nutrientes necesarios para el crecimiento de los niños.
Lo que necesitas:
2 tazas de almendras crudas, sin sal.
Qué hacer:
- Coloca las almendras en un recipiente, cúbrelas con agua y déjalas reposar a temperatura ambiente durante varias horas o incluso toda la noche. Enjuaga y escúrrelas.
- Añade las almendras escurridas a una licuadora con 5 tazas de agua. Mézclalo hasta que quede suave, 1-2 minutos.
- Coloca un colador de mano forrado con unas pocas capas de estopilla sobre un tazón grande. Vierte la mezcla en el colador y deja que el líquido gotee.
- Coloca ahora un embudo sobre una jarra o una botella. Vierte la leche a través del embudo. Servir inmediatamente o enfriar y conservar hasta 4 días.
Receta cortesía de Dina Cheney, autora de The New Milks: 100-Plus Recetas sin lácteos para hacer y cocinar con soja, nueces, semillas y leches de coco.