El cuarto trimestre del embarazo, el que nadie nombra y del que nadie nos habla.
Durante ese periodo, también llamado “puerperio” o “cuarentena”, la madre va a enfocar toda su energía al cuidado del bebé , pero también experimentará cansancio, cambios hormonales, dolor físico y una gran cantidad de emociones, en ocasiones totalmente contradictorias.
Dos de los signos que se presentan inmediatamente después del parto, que nadie nos explica, ni nos dicen qué es normal y qué no, son los entuertos y los loquios (hace referencia al sangrado tras el parto)
Entuertos
Tras el parto, pensamos que por fin vamos a dejar de tener dolor y contracciones, pero por desgracia no es así.
Los entuertos son contracciones uterinas que se producen para favorecer el colapso de los vasos sanguíneos uterinos, para evitar el sangrado intenso, así como para intentar que el útero vuelva a su tamaño normal.
Estas contracciones se inician a las pocas horas del parto. A pesar de la molestia que genera, son “buenas”, pues van a evitar que los vasos sanguíneos de la zona donde estaba la placenta, queden abiertos y se genere una hemorragia mayor. Suelen durar aproximadamente una semana, y la intensidad de lo mismos disminuye con los días.
Con la lactancia materna, la succión del bebé hace que se segregue Oxitocina, una hormona encargada de contraer el útero, por lo que es muy frecuente que con la lactancia los entuertos se noten más. La succión del bebé va seguida de entuertos y con ellos es frecuente que la mujer sangre más. Esto es normal: Al contraerse el útero, la sangre o los coágulos acumulados se expulsan y esto es muy bueno.
Generalmente suelen ser más intensos cuando hemos tenido más de un parto, y el dolor es directamente proporcional al número de partos, es decir, más partos generan entuertos más dolorosos.
De igual modo, los entuertos en las mujeres que han tenido un parto por cesárea también son de mayor intensidad, pues al hecho de las contracciones propias del útero, se añade el hecho de tener la cicatriz tan reciente.
La analgesia adecuada a la lactancia es suficiente para controlar los incómodos entuertos.
Loquios
Tras el parto se produce un sangrado que es abundante en los primeros días y aunque luego disminuye, puede extenderse varias semanas, incluso mantenerse durante toda la cuarentena. Esta hemorragia, en obstetrica se la conoce como los loquios del postparto.
Se trata de un proceso natural y fisiológico. Nuestro organismo, gracias a los entuertos, elimina los coágulos que se pueden organizar en la zona de cicatrización donde estaba la placenta, moco cervical y otras secreciones producidas por la cavidad uterina.
Tanto el aspecto como la composición de los loquios, varía con el tiempo:
- Inicialmente el sangrado es muy rojo y generalmente más abundante, incluso con la presencia de coágulos. Suele durar aproximadamente 4-5 días.
- Posteriormente es menos espeso, de color más claro, incluso en ocasiones marrón, y puede mantenerse hasta los 10-15 después del parto.
- En las siguientes semanas, pudiendo extenderse hasta 6-8 semanas, podemos encontrar flujo amarillento e incluso blanquecino.
Lo normal es que el patrón de sangrado sea más o menos así. Cualquier cambio en la cantidad de la sangre, en el olor de las secreciones , o la presencia de síntomas sugerentes de posible infección, se debe consultar al especialista.
Conocer lo que viene después del parto es de gran importancia. Nos enfrentamos a un nuevo período en el que los cambios que sufre nuestro cuerpo son increíbles. Debemos conocer qué es lo normal y qué no lo es. Esto nos va a permitir afrontar el puerperio con más tranquilidad. Pues no todo acaba con el parto. Lo realmente interesante no ha hecho más que comenzar.
