La Vida Madre

Cómo Dejar de Gritar a Tus Hijxs

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Cómo Dejar de Gritar a Tus Hijxs

En algunas ocasiones, cuando queremos llamar la atención a nuestras hijas, lo hacemos elevando la voz, ya sea porque creemos que nos entenderá mejor o porque así nos escuchará bien. Pero levantar la voz es una batalla perdida, no sólo no corrige el  mal comportamiento sino hace que todos nos enfademos más. 

Aquí damos algunos consejos para romper el hábito de gritar.

No es efectivo

Si no gritamos a un amigo o vecino molesto, por qué gritamos  a nuestra hija cuando llegamos a nuestro límite cuando no hace lo correcto? Que muchas mamás les griten no significa que sea inofensivo. Gritarle a los niños debilita el vínculo entre padres e hijos.


Agáchate, ponte a la altura de sus ojos y explícale que lo que está haciendo no está bien. De acuerdo con las investigaciones, si pegas, gritas o hablas muy suave, un niño pequeño tiene aproximadamente un 80 por ciento de probabilidad de repetir su comportamiento en el mismo día, un 50 por ciento en unas pocas horas. Repetir tu mensaje sin gritar es, a la larga, la mejor táctica y mucho menos dañina.


A veces lo que necesitas es un momento para relajarte. Por ejemplo, le has dicho a tu hijo que recoja todos sus juguetes para ir a la cama, pero cuando regresas cinco minutos más tarde, los juguetes siguen tirados. En lugar de perder los nervios, da la vuelta, cierra los ojos y respira. Si te diriges a él nerviosa,  él también se pondrá nervioso. Siempre es mejor acercarte a tu hijo con calma.


Todos tenemos buenos hijos simplemente a veces su comportamiento no es el correcto. Tú no castigarías a tu hijo por no haber montado en bicicleta en el primer intento, verdad?. Entonces, ¿por qué aprender a comportarse es diferente? «Cuando pensamos en enseñar a nuestros hijos, generalmente lo hacemos de manera positiva, excepto cuando se trata de comportamiento», Rex Forehand, Ph.D., autor de  Parenting the Strong-Willed Child.  «Por alguna razón, pensamos que el castigo debería ser nuestra herramienta de enseñanza». No es así: lo mejor es reforzar positivamente el buen comportamiento, alentar, apoyar y guiarlos. 


Cuando tu hijo le pega a otro niño cuando están jugando, por ejemplo, es fácil reaccionar gritando. En cambio, el Dr. Forehand sugiere enfocarse en abordar el comportamiento específico y aprovechar la oportunidad para enseñarle pacientemente que pegar no está bien.

El tono de tu voz es importante

El mayor impacto cuando corriges el comportamiento de tu hijo es cuando usas un tono de voz firme pero a la vez suave. Tus hijos tendrán que esforzarse para poderte escuchar, te verán calmada, evitarás una respuesta desafiante, el mensaje será más claro y significativo para ello.


Una de las razones más importantes por las que los niños pequeños se comportan mal es que simplemente no han aprendido una alternativa para mostrar sus sentimientos. Uno de nuestros principales objetivos como padres es poder enseñar a nuestros hijos a expresarse de manera adecuada y lo hacemos validando sus sentimientos pero no su comportamiento. Usar frases como «está bien estar enfadado, pero no está bien pegar» hará que tu hijo se sienta comprendido y que respetas sus emociones, algo que le ayudará en situaciones futuras.


No llevar a cabo tus reglas hará que te pongan a prueba y termines enfadada. Las amenazas no funcionan,  y las llamadas de atención repetitivas no funcionarán si no las cumples. 


A veces nos olvidamos de la edad de nuestros hijos, ponemos las expectativas muy altas y nos frustramos rápidamente. Un bebé no puede estar sentado en un  automóvil por mucho tiempo, un niño pequeño no aguanta mucho sentado en la consulta de un médico o toca todo si lo soltamos en el supermercado.


Procura hacer las cosas que más te producen estrés en horas de poco tráfico,  menos gente o cuando no tengas a tu hijo a cargo. Si tienes que llevarlo contigo, ten en cuenta el tiempo que vas a tardar y el sitio a donde vas. De esta manera podrás tener unas expectativas acorde a la situación y a su edad.


A los niños les encanta recibir atención de sus padres, a veces incluso mediante una regañina . A menudo nos  olvidamos de elogiar su buen comportamiento, aunque sea pequeño, y los regañamos o enfadamos con demasiada frecuencia. Si les gritas, aún estás prestando atención, y usarán esta información en el futuro para continuar usando un comportamiento negativo para obtener una reacción tuya. Si elogias el comportamiento, incluso cuando está bien y es lo que esperas de ella, entonces es más probable que tu hija lo repita ya que le prestaste atención a lo que estaba haciendo y se lo hiciste saber.


Cuanto más fuerte sea tu relación con tu hija, mejor será su disciplina.  A tu hija le encanta pasar tiempo contigo, aprovecha y reafirma ese vínculo. No solo fortalecerá la relación con ella, sino que aprenderá de ti y contigo creando un respeto natural mutuo. 


¿Te gusta que te griten? Por supuesto que no. Entonces, ¿por qué gritarle a tu hijo? Imagínate por un momento que en el trabajo tu jefa te gritara. Probablemente estarías avergonzada y te dolería. Tampoco te enfocarías en lo que te ha dicho, sino cómo te lo ha dicho. Lo mismo ocurre con tu hijo. Enséñalo lo que es correcto o no sin avergonzarlo delante de los demás. 

Tómate unos minutos

Si estás muy nerviosa y sabes que puedes perder los papeles, deja a tu hijo o bebé en un lugar seguro, sal de la habitación, respira, relaja los músculos y vuelve. A veces, algo tan sencillo nos ayuda a restablecer la situación. Crea un mantra («vamos que tú puedes, vamos que tú puedes») y repítelo varias veces cuando sientas que estás a punto de perder los nervios. Incluso puedes dar saltos o hacer sentadillas para liberar físicamente tu frustración.


Las mamás subestimamos el poder de lo que una dieta bien equilibrada y un buen horario de sueño pueden hacer en el comportamiento nuestra hija. Si lo pensamos, ¿cuáles son dos de los principales problemas subyacentes que hacen que nuestros pequeños sobreactúen? Hambre y cansancio. Los niños bien descansados y bien alimentados que tienen horarios predecibles tienden a tener menos problemas de comportamiento. 


Por otro lado, cuanto mejor sean sus hábitos de sueño y de alimentación, más probabilidades tendremos de mantener la calma por más tiempo, creando un ambiente tranquilo.


Tu hija tiene un mal día y estás intentando mantener la calma, hablas con ella y sigues todos los pasos para corregir la situación, pero sientes que tu enfado se intensifica porque todo se te ha juntado. De repente, por un pequeño error de tu hija, pierdes los nervios y levantas la voz. Bueno, ya está hecho, has perdido el control y has levantado la voz. Cuando estés más calmada, intenta hablar con ella, explícale tu frustración cuando no te escucha y qué te ocurrió. Hazle saber que lo que hiciste no estuvo bien tampoco. Pídeles perdón, ellos también lo harán contigo y juntos dialoguen sobre cómo hacerlo mejor la próxima vez.


Lo más importante que debes recordar es ser un buen ejemplo a seguir para ellos, ser coherente y estar serenas.

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