La Vida Madre

Sexualidad y posparto: ¿Por qué me siento así?

Sexualidad y posparto: ¿Por qué me siento así?

Sexualidad y posparto: ¿Por qué me siento así?

Sexualidad y posparto: ¿Por qué me siento así?

Sexualidad y posparto: ¿Por qué me siento así?

Sexualidad en el Postparto

Sexualidad y posparto: ¿Por qué me siento así?

Sexualidad y posparto: ¿Por qué me siento así?

“Desde que soy madre tengo la líbido por los suelos. No me apetece que mi pareja me toque, a veces veo que se acerca, me da un beso, un abrazo… y yo simplemente me tenso. No quiero ni pensar en tener que decirle que no otra vez”.

Este relato pertenece a una de las madres que participa en los grupos de posparto. Desde la tranquilidad de sentirse en un espacio seguro contó el malestar que le generaba su vida sexual en pareja. Ella se emocionó, con lágrimas en los ojos contó que se ponía nerviosa sólo de pensar en tener una penetración con su pareja, aunque lo quería profundamente sentía que eso les estaba afectando y estaban tensos. Mientras hablaba varias mujeres asentían en silencio al escucharla. 

Hace años el acto sexual era simple y llanamente el camino que había que recorrer para llegar a tener un hijo o una hija. No se entendía que pudiera ser un momento de placer, de amor en pareja y por supuesto aún menos un momento de autoerotismo. La sexualidad se reducía a la procreación.

Hoy en día en cambio parece que sucede todo lo contrario. Es como si el parto, la lactancia, el embarazo y el posparto no formaran parte de la vida sexual femenina. Y de ahí que a veces escuchemos frases como “desde que soy madre tengo la líbido por los suelos”. Pero nada más lejos de la realidad, la líbido es la energía de vida. ¿Cómo podemos decir que no está activa en el momento en que nuestro cuerpo es sostén emocional y nutritivo de una vida que empieza? Lo que sucede es que la sexualidad está en gran medida redirigida hacia el bebé, hacia su supervivencia. La energía de protección, amor y cuidado que se lleva el bebé y la transformación que vive la mujer y todas las facetas de su vida dejan, con frecuencia, poco margen para otras facetas de la sexualidad.

Además influyen muchos otros aspectos que hacen que la sexualidad tal y como la conocíamos no sea siempre la más deseada:

La matrescencia que vive la mujer necesita de su propio espacio

La matrescencia es el proceso de transformación que vive una mujer cuando se convierte en madre. Tiene efectos en las parcelas físicas, sociales, emocionales, familiares… toda la identidad da un giro de 180 grados. La mujer necesita asentar gran parte de esos cambios antes de estar preparada para compartirse físicamente con su pareja. 

Redescubrir el cuerpo y el disfrute más allá de la maternidad.

En la misma línea, qué difícil es dejar que alguien ame tu cuerpo si tú misma no lo miras con amor. Si no te gustan los rincones de tu piel, si no has tocado, mirado y mimado tu cuerpo, cómo te va a apetecer que alguien más lo haga. El cuerpo no se recupera tras parir, se transforma, y redescubrir el nuevo cuerpo implica tiempo y automirada. 

 

Además, es importante reconquistar el propio disfrute. Encontrar quién soy cuando no estoy maternando, qué me hace disfrutar desde otros roles distintos al de madre. Y no, no hablo de aspectos sexuales, hablo de un paseo, un baño, una café con alguien, una película o una canción… ¿cómo voy a disfrutar sexualmente con mi pareja si no sé cómo disfruta la mujer en la que me he convertido?

Concepto tradicional de sexo, entendido como coito con penetración.

A veces las mujeres no desean tener penetración, pero están con ganas de abrazos, mimos, contacto… Por desgracia la educación afectivo sexual imperante nos hace pensar que la sexualidad se reduce a penetración. De ahí que a veces las mujeres prefieran privarse de todo lo que tiene que ver con la sexualidad, para no tener que llegar a la penetración. 

 

Esta incomodidad que regala el posparto es una oportunidad maravillosa para explorar nuevas maneras de relacionarnos con el placer, el erotismo, con nuestro cuerpo y el de nuestra pareja. Puede ser el inicio de un disfrute nuevo y maravilloso en el que el coito no se ponga en el centro. 

Ahora mi pecho es alimento

Cuando hay lactancia materna el propio pecho se resignifica. Pasa a ser la fuente de alimento del bebé. Es frecuente que resulte incómodo volver a darle un significado erótico y que no quieras que tu pareja lo toque. Nuevamente puede ser una oportunidad para prestar atención a otras zonas del cuerpo, para erotizar otros rincones de la piel.

El cansancio y la sobrecarga son enemigas del sexo

El posparto y los primeros años de crianza son agotadores. Una de las mujeres con las que trabajo me dio a modo de broma una frase que me pareció muy representativa “Celia, es que lo más sexy que me puede decir mi pareja es yo me encargo de todo, vete a dormir”. 


Aunque suene a broma es una realidad que el cansancio excesivo puede dejar el deseo sexual en un segundo plano. Especialmente si ese cansancio se debe a una sensación de sobrecarga y falta de equipo con la pareja. Caso en el que la mujer siente un enfado sostenido con su pareja que hace que le sea difícil mirarlo desde el deseo y la necesidad de intimidad sexual. 

¿Qué puedo hacer con todo esto?

Tener muchas conversaciones incómodas, pero siempre desde el respeto. Las conversaciones incómodas son pruebas de amor, cuando se tienen desde una comunicación no violenta son la prueba de que quiero estar mejor, de que confío en que con mi pareja las cosas pueden funcionar de otra manera. 

 

No perder el contacto piel con piel con tu pareja. Romper que la sexualidad se reduce a la penetración y disfrutar de cada contacto, de cada caricia cuando nos cruzamos en el pasillo, de la cena romántica que nos hemos preparado y se ha terminado a los cinco minutos porque el bebé empieza a llorar. Buscar otras formas que nos recuerden lo mucho que nos queremos.

 

Entender que esto pasará. Que los dos primeros años de crianza son difíciles, son de reajuste, pero que si lo transitáis con amor y respeto darán pie a una pareja más consolidada y con nuevas maneras de encontrar el placer sexual. 

 

Buscar un espacio seguro para ti en el que hablar y sacar parte de lo que ocurre. Porque a veces necesitamos encontrar a alguien que sea ajeno a nuestro contexto, a nuestra realidad y que pueda entendernos. No lo dudes, regálate un espacio en el que ordenar todo esto que sientes para así poder luego explicarlo en casa a tu pareja desde el amor, el respeto y la certeza. 

Celia Acero Pereira

Psicóloga perinatal y psicoterapeuta.

@celiaacerop

www.psicologiaytribu.com

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