Sí, querida.
La fiebre es en medicina como las coles de brusela en la comida. Da asco, pero es buena para la salud.
Pero antes de nada, ¿estamos seguros de que sabemos cuándo hablamos de fiebre?
SÓLO consideramos fiebre cuando la temperatura de nuestro cuerpo supera los 38º C sin excepción, dejemos a un lado el «es que mi niño no es de fiebre» seguro que si lo necesita la tendrá…
La fiebre es el mecanismo que tenemos para evitar que nos maten los diferentes microorganismos que nos pueden atacar en determinadas circunstancias.
El cuerpo humano es maravilloso y cuando comprendes con la precisión con la que funcionan algunos mecanismos te quedas anonadado.
La mayoría de los virus y bacterias contra las que luchamos a diario se sienten muy cómodos reproduciéndose a temperatura corporal 35-37º, y como somos muy listos y eso lo sabemos, cuando detectamos que estamos siendo atacados por alguno de ellos, subimos la temperatura de nuestro cuerpo para intentar matarlos, la fiebre aparece como una superheroina para acabar con ellos.

Pero sí, es verdad, algún precio debemos pagar para que nos esté salvando continuamente y la realidad es que tiene sus consecuencias.
Si tienes fiebre es porque estás malo, si estas malo, te encuentras mal, luego lo más habitual es que los niños con fiebre se encuentren mal, aunque más de uno he visto con 40ºC impasibles, correteando por los pasillos de la consulta.
La fiebre es un síntoma de muchísimas enfermedades desde un catarro común hasta una infección bacteriana grave, y no va a ser el grado de la fiebre el que marque la diferencia entre estas dos. Por eso lo más importante, desde mi punto de vista, es aprender qué signos de alarma debo vigilar cuando me hijo/a tenga fiebre, cuando tengo que preocuparme y cuando debo consultar en un servicio de urgencias o por el contrario puedo esperar a consultar con mi pediatra de atención primaria.

Cuando un niño tiene fiebre lo primero que debe preocuparnos es ¿Cómo se encuentra él?. Si el niño está como si nada, comiendo, jugando, riendo… máxima tranquilidad, desde luego eso no es una urgencia y podré consultar con mi pediatra de forma programada.
Imagina que tiene fiebre (me da igual cuanta) y noto que está apagado, se queja de dolor de cabeza o vomita, lo primero que debo hacer es darle algo para bajarle la fiebre.
Pero, y esto es súper importante, no porque quiera bajarle la fiebre porque me preocupe la temperatura en sí, sino porque quiero que el niño/ la niña se encuentre bien.
Una vez le hemos bajado la fiebre vuelvo a ver cómo se encuentra. Y es en esta situación en la que la valoración del estado general es importante, cuando ya no tiene fiebre.
Si en este caso sigue decaído, le notas mal color, respira más rápido de lo habitual, le aparecen unas manchas moradas en la piel, o tiene menos de 3 meses…es entonces cuando sí debes consultar con un servicio de urgencias.
Luego, desmitifiquemos, no, la fiebre no es mala, todo lo contrario. La fiebre es buena, salva vidas, pero hace que nos encontremos mal y por eso es bueno tratarla.
Otro aspecto que me encanta en torno a la fiebre es la relación con la erupción dentaria. No, los dientes no dan fiebre, te pongas como te pongas.

Es una creencia mundialmente extendida pero, lo siento, falsa. Y es que cuando empiezan a aparecer los primeros dientes, coincide con la época en la que las defensas de los niños tienen un bajón. Me explico.
Cuando un bebé nace, su madre en otro acto heroico comparte parte de sus defensas con ellos, y les «presta» unas cuantas defensas con una vida de unos 6 meses aproximadamente, momento en el que serán autónomos para empezar a fabricar las suyas propias.
Y en muchas ocasiones además coincide que es en esta época que los niños empiezan las guarderías, los parques y el contacto más estrecho con otros niños, y es cierto que aumentan los procesos febriles, pero no por los dientes no, sino porque las defensas están en proceso de maduración y los virus acechando.
Yo sé que esto cuesta mucho de creer, las abuelas han hecho muy bien su trabajo.
¿Y qué pasa con las convulsiones febriles? Sí es cierto que muchos niños durante procesos febriles tienen riesgo de convulsionar, pero hay que aclarar que el riesgo no lo marca el llegar a una temperatura muy alta, de hecho muchas veces convulsionan incluso antes de empezar a tener fiebre… El riesgo de convulsionar está en relación con cambios bruscos de temperatura, tanto ascenso como descenso. Por eso no hay que volverse loco con intentar bajar la fiebre rápido.
Entonces, a modo de resumen podríamos decir 4 cosas:
*La fiebre es buena.
*Los dientes no dan fiebre.
*Para saber la gravedad me debo fijar en el estado general del niño cuando le baja la fiebre (su aspecto, su respiración, su interacción, si tiene manchas en la piel…) y no por los grados que marca el termómetro.
*No hay que bajar la temperatura rápido.
PD: A que no sabéis qué? El primer día que mi hijo tuvo fiebre … sí , lo que estáis pensando…le estaba saliendo un diente !! y sabéis lo mejor? que mi madre me dijo.. serán los dientes hija y yo, por supuesto, asentí.