
Desde que tengo mi pequeña familia, mi nivel de responsabilidades y mi lista de cosas que hacer durante las fiestas ha triplicado. Para ser sinceras, nadie me pidió que lo hiciera, pero cada Navidad soy yo la que se encarga de las decoraciones, las fotos familiares, de seguir las tradiciones o crear nuevas, la lista de regalos nuestros y los del resto de la familia, etc.
Todo esto aparte de asegurarme de que los niños están entretenidos y no se pegan las vacaciones pegados a las pantallas, inventando actividades, haciendo galletas, porque además… Ahora no sólo soy mamá, sino sus memorias y su espíritu Navideño.
Y precisamente por eso, quiero que lo recuerden con una sensación de felicidad y unión familiar, no necesitan una madre irritable y de los nervios organizándolo todo en casa. Es por eso por lo que he creado algunas estrategias sencillas para no cogerme un ataque de nervios antes de que llegue Papá Noel.
1. Mantener Rutinas
Normalmente desayunamos a las 8 de la mañana todas las mañanas. Pero cuando estamos de vacaciones tendemos a despertarnos más tarde, lo que normalmente lleva a desayunar más tarde, aparte de las peleas para decidir qué dibujos ver.
Para intentar evitar todo eso, mantengo rutinas dentro de lo posible, ya que, por supuesto, habrá días en que todos nos quedaremos despiertos hasta tarde con cenas y otros eventos familiares o de Navidad, pero mientras permanezcamos constantes la mayoría de las veces, estarán mucho más felices y tranquilos.
2. Planea noches sin l@s niñ@s
Antes de que llegue el caos y todo el mundo haga sus planes, intenta buscar a alguien que se pueda quedar con l@s niñ@s en una o dos de las noches durante las vacaciones. Nosotros solemos hacerlo con tiempo para asegurarnos de que también tenemos tiempo como pareja y podemos reconectar en medio de todo el caos familiar.
3. No te encargues de todo
En casa bromeamos porque yo lo decido absolutamente todo y terminan consultando conmigo hasta mis propios regalos. Y aunque pueda resultar halagador que confíen tanto en mi, realmente no es nada sano mentalmente.
Me ha costado pero he aprendido a dejar que otros envuelvan los regalos o elijan el menú de la cena. Aunque probablemente lo siga supervisando, poco a poco me quito pesos mentales.

4. Quema un poco toda esa energía
Estar en casa sin colegio y además siendo invierno, es fácil que acumulen más energía de lo normal y eso también puede provocar más tensión en casa de la necesaria.
Es importante tenerlo en cuenta y no olvidarnos de planear actividades por el día, dar paseos, bailar en casa, abrigarse bien y salir al parque o buscar actividades como piscinas o parques de bolas interiores para que puedan cubrir sus necesidades físicas también.
5. No tienes que hacerlo todo
Si no tienes tiempo de sacar las fotos de Navidad o decorar la casa como el Polo Norte. ¡No pasa nada! Eso no define las fiestas. Se trata de estar juntos y de disfrutar, no de las guirnaldas o de los pijamas a juego para la foto de Navidad. No tienes que hacer todo. Siéntate, relájate y disfruta de tu familia y tus amigos.