La Vida Madre

Vivencias de una mujer racializada

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Madre e Hija Besos

Vivencias de una mujer racializada

Vivencias de una mujer racializada

Soy una mujer racializada y madre de una hija mix. Así nos defino, por los diferentes orígenes y culturas que nos cruzan.

Nací y crecí en Madrid, en una época donde yo era única en mi especie, donde siempre era la diferente y lo único que quería era encajar en el conjunto.

 

Esas vivencias han marcado mi vida adulta y la comprensión y reflexión sobre la racialidad y el racismo.

Como madre racializada me encuentro con muchos obstáculos, el primero de ellos siempre es el origen. No podemos ser de aquí, es imposible que dos personas con nuestro rasgos y color de piel seamos españolas, las preguntas «bienintencionadas» hace que desde bien pequeñas seamos más conscientes de nuestras diferencias y nos cuestionemos nuestros orígenes.

Se sabe que las niñas y los niños reconocen las diferencias culturales y raciales a una edad temprana. En mi caso, mi hija con 3 años ya notaba que había diferentes tonos de piel y ahora ya habla sobre marrón claro y marrón oscuro. En casa ya hemos abordado el tema a través de historias y cuentos, pero la realidad es que con 4 años ella ya sabe que es diferente a los demás.

Cuando la miro y veo los comportamientos y actitudes, me veo reflejada en ella y en lo que yo sentía a su edad, el querer encajar y ser invisible, que nada de tu ser llame la atención para pasar desapercibida. Esto me ha hecho ser consciente del sentimiento de vergüenza que yo tenía hacia mi propia identidad, hacia lo que me marcaba como persona diferente al resto. Es un sentimiento que te va acompañando a lo largo de tu crecimiento.

«Los juguetes, los cuentos y las series infantiles están repletos de protagonistas blancos, rubios y de ojos azules.»

Ahora también soy consciente de que crecí sin ningún referente racializado, alguien con quien identificarme y poder ver lo positivo de la diferencia. Lo increíble es que estemos en el 2021 y que yo tenga que investigar para que mi hija sí tenga esos referentes, ya que a simple vista no los encuentras.

Los juguetes, los cuentos y las series infantiles están repletos de protagonistas blancos, rubios y de ojos azules. La diversidad sigue siendo una excepción. Esto transmite el mensaje de que no somos relevantes, no hace falta tenernos en cuenta y de que no existimos.

El crecer sin referentes no hace más que acrecentar esa diferencia, si no hay representatividad, ¿cómo van a crecer creyendo que todos somos iguales? ¿Dónde van a aprender sobre diversidad?

Esto es un trabajo conjunto. Por mucho que existan colectivos antirracistas, por mucho que yo le enseñe a mi hija sobre su identidad y sus diferencias, poco servirá si en su entorno cercano nadie habla sobre este tema, se evita o simplemente no lo ven como un tema importante de aprendizaje.

Artículo escrito por @madreracializada

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#maternidadsinfiltro

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