En silencio y amor
Una noche escuché un lloro muy fuerte, diferente al habitual que puedes escuchar de un niño de 4 años. Sin saber qué día y hora eran y con sueño, me dirigí rápidamente a su habitación donde su padre aún estaba despierto y le calmaba sin éxito.
Ya en su cama, junto a él, y con la voz más suave y cariñosa que salió de mi alma, le dije que no pasaba nada, que estaba soñando y que nada era real. Entendí que lo solucionaríamos en silencio y amor, como otras tantas madrugadas.
Este episodio de terror nocturno, junto a algunas regresiones, fueron testigos de un confinamiento que anhelaba aire, libertad y juego en la calle. Como el tuyo, imagino.
Decía con sueño por no decir con muchísimo sueño. El confinamiento me provocó insomnio y muchas adversidades, a la vez que muchas cosas positivas, como escribir mi libro.
Hubo gente que no pudo despedirse de sus familiares con Covid, que no pudo estar con ell@s en la UCI y gente que perdió el trabajo. Yo no pasé por nada de esto, pero creí que me volvía a perder a mí misma.
Láminas de Vida
Viví un embarazo de color de rosa durante el primer mes y ‘confinada’ en casa en reposo absoluto el resto del embarazo.
El embarazo llegó a buen puerto porque tuve a Teo después de seguir todos los controles ginecológicos e indicaciones al pie de la letra.
No fue fácil. Pero fue.
Ese parto por cesárea no permitió el contacto piel con piel desde el minuto uno tan imprescindible en ese momento, mágico e irrepetible, y lo peor es que no conocía este término ni los beneficios de salud terapéuticos que derivan de él. Esta y otras causas no propiciaron la lactancia soñada y entonces llega la culpa. ¿Por qué yo? ¿Por qué no puedo alimentarlo?
Todo pasa. Y pasó.
No podemos sentir siempre culpabilidad porque, desde mi opinión, la sociedad nos manipula para que nos sintamos exigentes en todo. Y las hormonas durante el puerpério bailan a ritmo de blues cuando quizá necesitemos ritmos más piano.
Lo más importante cuando tu bebé llega el mundo es vuestro vínculo y bienestar. No debe importarnos los platos que haya por fregar, las toallitas, muselinas ni sonajeros esparcidos por las mesas o el sofá.
Solo importáis vosotr@s. Tu bebé te necesita como nunca y tú a él/ella de la misma manera.
Aunque yo, entonces, no lo sabía y pasé por una depresión posparto. Un largo túnel negro en el que la irritabilidad y el querer tenerlo todo controlado eran imposible, porque un bebé te pone la vida del revés. Positiva y negativamente. Te das cuenta años más tarde.
Montaña rusa
La paciencia, las rabietas no controladas cuando las primeras necesidades están cubiertas, el creer hacerlo lo mejor que sabes, el informarse sobre la crianza respetuosa a través de Miriam Tirado, @vidamadre.es, entre otros profesionales del sector, me ayudaron a criar positiva y conscientemente.
En mi libro, también comento que cuando se hacen mayores y corremos con las ‘itis’, somos las madres quienes, principalmente, hacemos malabares cuidándolos día y noche, preparando mochilas y bañitos. O por lo menos esta es mi experiencia dentro del mundo laboral de dos padres autónomos a expensas de las necesidades de los clientes.
Y ahí entra otro punto esencial del libro: la conciliación laboral.
Parece que tengamos que pedir perdón por ser madres y por querer reincorporarnos al mundo laboral. En mi caso, pedí reducción de jornada, a pesar de que el sector del marketing digital requiere 24/7, y lo aceptaron en dos ocasiones. Pero no fue cierto y ahí llegaron los malentendidos por no respetar la crianza que yo quería.
Las llamadas a horas inapropiadas por cambios de copies e imágenes mientras bañaba a mi bebé o el ‘es para ayer’, unido a la poca ayuda familiar, pudieron conmigo y todo esto me pasó factura más adelante.
La primavera no lo sabía
Llegó enero de 2020 y decidí dar un giro profesional para obtener la flexibilidad anhelada y así fue. Pero en marzo de ese año llegó la pandemia y nos mantuvo cerrad@s en casa.
El confinamiento trajo cosas muy bonitas como el hecho de desayunar sin prisas ni mirar el reloj para no llegar tarde al cole, de jugar a inventar al lado de mi hijo o de recrearnos en la cocina para elaborar magdalenas y helados. Pero también trajo cosas negativas, como la ansiedad, la falta de espacio, el silencio y el insomnio.
Las letras, junto al yoga, fueron mi terapia durante los meses confinados en casa.
El porqué de este libro
Con el libro ‘Tú me has hecho mejor’, quiero romper el silencio sobre la crianza, la corresponsabilidad doméstica, los embarazos de riesgo y la depresión postparto; abogar contra los partos no respetados y dar voz a la práctica del piel con piel y a la falta de conciliación laboral que podemos sufrir algunas mujeres al convertirnos en madres.
Mi libro biográfico escrito en catalán, bajo el título ‘Tu m’has fet millor’, es una historia real, maravillosa y dura a la vez.
Porque nadie nos prepara o guía y, porque, a veces, desconocemos a quien acudir cuando nuestra lactancia es fallida.
Cada palabra está escrita con y desde el corazón con el único objetivo de acerca mi experiencia maternal unida a los sentimientos surgidos durante el confinamiento vivido con mi hijo, Teo, que celebró su 4º cumpleaños cerrado en casa a causa del virus del Covid 19 que paralizó los cinco continentes y que aún nos persigue.
Hoy, saco a la luz mi minilibro que es una muestra de mi vivencia maternal, la conciliación laboral y la pandemia. Porque estoy segura de que sus ojos me hicieron ser mejor, porque ‘Tú me has hecho mejor’.
Escrito por Adriana López Redondo
@adrianalred
Autora del Libro «Tu m’has fet millor«