Una manera de educar con amabilidad y firmeza
Ser madre es un viaje increíblemente apasionante que literalmente te cambia la vida y te llena de un amor indescriptible, aunque, a veces, es agotador y frustrante porque hace que se te tambaleen todas esas creencias que tenías muy claras en cuanto a crianza.
Y es que la responsabilidad es enorme, acompañar a ese pequeño ser humano en su desarrollo y crecimiento dándole todo lo que necesita para que sea un adulto sano física y emocionalmente. Lo intentamos hacer lo mejor que podemos y conocemos, pero hay momentos en los que las circunstancias nos desbordan y no sabemos qué hacer, o lo que hacemos no nos parece correcto…
Ninguna de nosotras fue madre con las lecciones ya “aprobadas”, todas estamos aprendiendo junto a ellos dejándonos llevar por nuestros instintos o por las propias experiencias de nuestra niñez. Y, esto, algunas veces trae consigo reacciones inadecuadas y negativas, lo que hace que nos sintamos mal y nos vayamos a los extremos a la hora de educar, con métodos punitivos y permisivos.
Pero déjame decirte que hay otra manera de hacer las cosas, otra manera de criar con amabilidad y firmeza a la vez, otra manera de desaprender para volver a aprender y esa manera es “Disciplina Positiva”.
Si tuviera que describirte en pocas palabras que es la Disciplina Positiva te diría que es cuidar la infancia aplicando el sentido común y la coherencia en la crianza de nuestros hijos y en general en las relaciones humanas.
Es poner el foco en nosotros los adultos, que somos quienes tenemos que desarrollar una serie de habilidades y estrategias que nos permitan conocer y comprender el mundo de los niños y así poder relacionarnos con ellos desde el máximo respeto.
Consiste, al fin y al cabo, en tratarlos de igual manera que tratarías a un vecino, tu pareja o tus padres.

La Disciplina Positiva se sustenta en una serie de principios básicos aplicables a una gran variedad de situaciones y circunstancias que si los tienes en cuenta, verás un cambio en la relación que mantienes con tus hijos:
- Autocuidado (para mi la base de todo lo demás) significa entender que para que los niños y niñas estén bien y crezcan felices, nosotras también necesitamos estar bien. Es algo así como, si me cuido estoy preparada para cuidarte.
- Respeto mutuo.EL respeto debe ser horizontal, no solo del niño al adulto sino del adulto al niño. Si se sienten cómodos y respetados, aprenderán a respetar.
- Los errores como maravillosas oportunidades para aprender. Para ello lo primero es identificar la creencia detrás del comportamiento. Una crianza efectiva y respetosa es la que busca las razones que hacen actuar a los niños de cierta manera y trabajar sobre esas razones para cambiar la creencia en lugar de intentar cambiar solamente el comportamiento.
- Equilibrio entre amabilidad y firmeza. Llevar una crianza respetuosa no significa que los niños y niñas hagan solo lo que ellos quieran. No es lo mismo obligarlos a hacer algo en concreto, que llegar a un acuerdo para la realización.
- Sin premios ni castigos. Enfocándonos en soluciones que ayuden nuestros hijos a desarrollar un espíritu crítico y resiliencia en su vida adulta.
En resumen:
Disciplina Positiva NO es:
- Ser permisiva.
- Darles a nuestros hijos todo lo que quieren, cuando quieren y como quieren.
- No poner límites.
- Soluciones a corto plazo.
Disciplina Positiva SI es:
- Amabilidad y firmeza al mismo tiempo.
- Enseñar habilidades para la vida.
- Educación a largo plazo.
- Comunicar nuestras expectativas y límites con respeto.
- Respeto mutuo.
«De donde sacamos la absurda idea, de que para que un niño se porte bien, primero debemos hacerlo sentir mal»
– Jane Nelsen