Queridas mamás, en La Vida Madre seguimos en formación y crecimiento, en constante evolución y desarrollo. Hoy os traigo un tema muy interesante y debatido estos últimos años: la educación temprana.
Cuando hablamos de educación temprana nos referimos al contenido y estrategias que se les ofrecen a los niños en edades precoces, dónde todavía se encuentran en una etapa de reconocimiento y descubrimiento de ellos mismos. Podríamos encontrar largos artículos y muchos documentos asegurando beneficios de la educación temprana y otros, por el contrario, negándolos firmemente.
En primer lugar, podríamos encontrar a aquel colectivo más tradicional, aquellas familias que fomentaran su crianza y educación en la anticipación, la exigencia y la rapidez de sus aprendizajes y evolución. Consiguiendo así que sus hijos o hijas aprendan a caminar, a correr, a subir escalones, a escribir, a leer, a sumar, a dividir y un sinfín de aprendizajes antes de que sus hijos evolutivamente estén preparados.

Y en segundo lugar, observamos un grupo de familias confiadas en la crianza y educación respetuosa, las cuáles defienden los distintos ritmos y tiempos de cada niños. Aquellas familias que respetan la evolución y el desarrollo propio de cada hijo o hija, sin anticipar ni presionar ni adelantar aprendizajes.
Debemos recordar siempre que cada niño es un mundo, con sus características, fortalezas y debilidades. Cada niño o niña necesita unos ritmos y unos tiempos importantes para desarrollarse de forma integral y sana. Al mismo tiempo, es necesario recordar que cuando anticipamos y aceleramos momentos o procesos, no damos lugar a la evolución natural y por tanto, muchas veces nos basamos en la comparación con otros seres. Grave error.
En las siguientes líneas me gustaría compartiros algunas ideas importantes:
En relación a las ventajas, podríamos hablar de las siguientes:
- Se trabaja la concentración y la memoria como dos grandes pilares, consiguiendo así un hábito y una mayor relativización del tiempo necesario para adquirir un conocimiento.
- Poner atención en edades tan precoces nos ayuda a prevenir o detectar cualquier déficit en su neurodesarrollo, consiguiendo así poder aportar aquellas estrategias o necesidades que tenga el bebé.
- Impulsa grandes competencias psicomotoras, (como aprender a andar, correr, coger las cosas con la mano, desplazarse, andar en bici, patínar, esquiar…) seguramente vaya evolucionando más deprisa y adquiriendo mayor destreza en sus movimientos. Aún así, debemos poner atención en no saltarnos etapas fundamentales y necesarias.
- Favorecerá su autonomía, su mayor agilidad y destreza motora, le permitirá ser más autónomo y más independiente para llevar a cabo ciertos movimientos y satisfacer algunas necesidades.
Por otro lado, debemos observar la otra cara de la moneda, ajustar estos beneficios a las desventajas que nos puede aportar la educación temprana. Como os comentaba en las primeras líneas del artículo es bueno y sano para el bebé encontrar el equilibrio, ya que podemos caer en la anticipación o en la falta de estimulación.

Cuando hablo de desventajas me refiero a las siguientes:
- Sobreestimulación del bebé con sonidos, ruidos, colores, luces, etc. Muchas veces la educación temprana satura el cerebro de los más pequeños con una estimulación auditiva y lumínica demasiado intensa.
- La sobreestimulación cognitiva se da en niños más mayores, dónde se les bombardea a conocimientos y lecciones, por ello deben encontrarse constantemente en niveles muy altos energéticamente hablando. Esta realidad les supone muchas veces una máxima desconcentración.
- Avanzar etapas psicomotrices es otra de las inflexiones de la educción temprana. Algunos bebés se encuentran constantemente acompañados por adultos que les favorecen una anticipación a su desarrollo natural. Debemos recordar que cada niño o niña dará el volteo, gateará, caminará, leerá o escribirá en tiempos diferentes y la apresuración de estas etapas puede afectar en su desarrollo.
- La frustración es propia de esta mirada o método ya que los objetivos solicitados o demandados pueden no ser cumplidos por los niños, ya que se encuentran en otro momento. Por tanto, sienten una mayor frustración a la que no pueden dar respuesta.
A modo de conclusión, me encantaría trasladaros mi mensaje: “no encontraremos la receta perfecta, pero si podremos observar qué necesita nuestro bebé. Sólo escuchando sus necesidades y sus demandas, podremos criar en respeto y confianza”.
Teniendo en cuenta las ventajas y desventajas de una educación temprana, os animo a poner en balanza y en equilibrio y encontrar vuestro lugar y vuestro sentido.
Sandra Luque
Maestra de Educación Infantil formada en Pedagogías activas e innovación educativa.
@educamosdesdelcorazon