La Vida Madre

Los Temidos 2 Años

Los Temidos 2 Años

Los Temidos 2 Años

Los Temidos 2 Años

Los Temidos 2 Años

Niño de 2 años

Los Temidos 2 Años

Los Temidos 2 Años

Un día más en la comunidad de La Vida Madre, dónde juntas crecemos y aprendemos sobre nuestro camino de la crianza y la educación consciente y respetuosa. Nosotras trabajamos desde una mirada enfocada en el por qué de las emociones, las actuaciones, el comportamiento y el desarrollo integral del niño o niña. Dando un paso más allá, alejándonos sin perder nuestra referencia, solo para coger distancia y poder ver nuestra realidad con más claridad. Como acompañantes de la crianza hemos decidido hacerlo desde el respeto, el amor, los límites y la comprensión.

A lo largo de estas líneas me gustaría poder acompañaros en esa primera etapa de desarrollo y crecimiento de los 1 a los 2 años, dónde son propias las rabietas, los enfados y los mordiscos. ¿Te gustaría saber por qué tu hijo cuando se enfada grita? O ¿Por qué en la Escoleta te han dicho algunas veces que tu hijo ha mordido? Hoy te cuento algunas razones, seguro que tú conoces algunas de ellas, así que vamos a compartir y a darle voz.

La etapa comprendida entre los 1 -2 años, la infancia se encuentra inmersa en el crecimiento del aspecto motriz. Después de meses dónde ha conseguido hacer el volteo, ponerse de lado, gatear, arrastrarse y pasar por un proceso de desarrollo de libre movimiento, conseguirá levantarse y ponerse en bípeda (con los dos pies en el suelo) eso hará que tu bebé conozca otro mundo, otra realidad y otra perspectiva. Para ellos, este cambio de ubicación espacial y esta otra manera de tomar la realidad supone una evolución, y como todo cambio necesita cuidado y acompañamiento. 

 

Habrá momentos en los que necesitará tu acompañamiento físico, buscando seguridad y estabilidad. Pero sobre todo, necesitará tu acompañamiento emocional, sostenerlo, estar presente y disponible para cuando te necesite. Y justo aquí es donde nace la importancia del lenguaje, un lenguaje del que no disponen, unas herramientas que todavía no conocen a pesar de tener toda la intención del mundo de querer comunicarse.

niño

Te comparto algunas herramientas que siento que pueden servirte:

  1. AcompañarAcompaña a tu bebé y muéstrale cuando estás presente, observándolo, estando disponible (no es necesario intervenir, es suficiente que él o ella vea que si te necesita tú estás ahí), pon atención a sus movimientos, a sus necesidades (si tiene sueño, si tiene calor o frío, si necesita comer, quizá quiera algún peluche en particular o algún objeto). Hazle saber cuándo estás ahí y también cuando dejas de estarlo. ¿Sabes a qué me refiero? Hazle saber cuando marchas de algún lugar y él se queda, quizá en la escoleta o con la abuela, o tal vez con papá. Explícale que “mamá se va y que volverá”, es un mensaje que ellos necesitan, recuerda que cuando un objeto o persona desaparece de su plano, desaparece de su realidad y no comprenden que puede irse y volver. Por tanto, házselo saber y no te escondas por ello. ¡Seguro que teniendo en cuenta esta idea consigues que esté mucho más tranquilo y cómodo en el espacio, interactúe mejor con el resto! Él sabe que cuando necesites irte, lo avisarás y puede relajarse sin miedo a que puedas desaparecer sin despedirte.

  2. Límites: Los límites con respeto y amor son límites basados en la escucha, la observación y el análisis. Son límites adaptados a cada niño o niña, a cada situación, entorno, momento y necesidad. Debemos conocer ese equilibrio al establecer un límite y al mismo tiempo respetar qué necesita tu bebé. Los límites son necesarios y esenciales, deben ser claros, concisos y breves. A partir de los límites ellos descubrirán que sí y que no, y sólo así podrán desarrollarse seguros y con márgenes. Dentro del mundo de las rabietas es fundamental establecer límites de cuidado y puedes expresarlo así: “No te voy a dejar que me muerdas porque me haces daño, ni yo voy a morderte a ti. Aquí no mordemos, nos cuidamos con caricias, besos y abrazos” y puedes acompañar tus palabras con algún gesto palabras con algún gesto.

  3. Necesidad: Observa qué necesita cuando quiere morder, ¿necesita cariño?, ¿necesita expresar rabia?, ¿necesita llorar?, etc. Dale lugar a su necesidad, no podrá expresarse con palabras pero seguro que lo hace de algún otro modo, sino tú puedes acompañarle haciendo preguntas y observándolo. Puedes ofrecer alternativas: buscar una manzana para morder, una pelota para patalear, un cojín para lanzar, un abrazo, una caricia, dependiendo de aquello que necesita.

Recuerda que si está mordiendo o está muy frustrado no necesita que te enfades con él, ahora mismo, él o ella no se comprende y no conoce cómo gestionar este momento. No conoce el dolor que puede hacer ni está haciéndolo con esa intención. Se encuentra en la fase oral y es común llevárselo todo a la boca. Intenta mantener la calma y descubrir qué necesita, cómo puedes acompañarlo, qué alternativas hay para dar respuesta a ese enfado. Y recuerda, es razón y característica de la edad y del momento evolutivo, pasará.

Sandra Luque

Maestra de Educación Infantil formada en Pedagogías activas e innovación educativa.

@educamosdesdelcorazon

Artículos relacionados

La Vida Madre

La Vida Madre

#maternidadsinfiltro

COMPARTIR

Share on facebook
Share on twitter
Share on email
Share on pinterest