Lo hagas como lo hagas no será fácil, pero puede estas ideas te pueden ayudar a aliviar algo del estrés.

La mayoría de las madres tenemos muchas emociones cuando se trata de volver al trabajo después de tener un bebé, y no todas están tan claras… algunas de ellas son conflictos.
Puede que te sientas triste por dejar a tu bebé. Puede que sientas alivio ya que la dejas en buenas manos mientras tu vuelves al trabajo, un trabajo en el que te sientes más tú. (¡Y además sentirte culpable por sentir ese alivio!) Puede que estés con ansiedad por dejar a tu hijo al cuidado de otra persona. Incluso puede que estés enfadada porque tu trabajo no ofrece más facilidades (o ninguna) para tu vuelta al trabajo.
Sea como sea que te sientas, la realidad es que no es fácil para ninguna madre – y estudios muestran que la mayoría de las madres vuelve al trabajo antes de estar preparadas y es más duro de lo que se esperan.
1. Empieza por tener la logística clara
El simple hecho de llegar al trabajo implicará una rutina completamente nueva para ti, que probablemente requiera preparar la bolsa del bebé o dejar una lista de instrucciones, prepararte para una última toma, posiblemente llevarte un sacaleches o incluso llevarte al bebé si tienes la guardería cerca del trabajo. Tener todos esos detalles planeados y claros reducirá el estrés de cada mañana y te ayudará con la ansiedad de todo este proceso.

2. Practicarlo antes de empezar
No es ninguna tontería ponerlo en práctica antes de volver al trabajo.
Sea cual sea la rutina matutina que se te ocurra, pruébala antes de tener que estar en el trabajo. Esto te va a permitir sentirte más cómoda en al dejarla cuando llegue el día. Practica la rutina para ver qué funciona y ajustarlo y, luego, aprovecha ese tiempo extra para hacer cosas como cortarte el pelo o lo que sea que te ayude a sentirte bien para volver al mundo sin pijamas y con duchas diarias.
3. No empieces un Lunes!
Si puedes aprovechar y elegir el día de vuelta en medio de la semana, mucho mejor! Recuerda que esa primera semana va a ser una locura y vas a estar agotada. De esta manera parecen más como días de prueba y tienes el finde cerquita para retomar fuerzas, ya que has probado unos días y ver si quieres cambiar algo para la semana entera.
4. Planifica para hacerlo gradual
Aparte de empezar en mitad de la semana, si te lo permiten y puedes planearlo a tiempo, intenta usar parte de tu baja para quitarte unos días de la semana cuando vuelvas, especialmente las primeras semanas. Igual y podrías intentar llegar a un acuerdo para volver de forma que sea como una media jornada.
5. Trabajar desde casa
Trabajar en remoto es una práctica cada vez más común, si no puedes cuadrar volver de forma gradual – si tu trabajo se puede realizar desde cualquier sitio con acceso a internet – podrías presentar la idea para hacerlo desde casa, aunque sea al principio. Ten clara la idea sobre cómo funcionaría todo y como lo harías para ponerlo fácil para la empresa, tienes más posibilidades de que te lo permitan si vas con un plan convincente que presentar.
6. Encuentra apoyo en otras mamás que trabajan fuera de casa
Igual ya tienes un grupo cerca de madres que trabajan y si no existe, puedes crear uno! Si eso parece demasiado, invita a algunas madres de la oficina a tomar algo durante la primera semana de vuelta y pregúntales cómo les fue la transición. A partir de ahí puedes crear tu pequeña tribu.
7. Pasar el «lo voy a dejar»
Casi todas las madres, por mucho que les guste el trabajo y lo ambiciosas que sean pasan por un momento en el que se plantean dejar el trabajo. Hay madres que lo sufren durante meses y hay otras que sólo les pasa un día que han tenido una mala mañana, pero todas lo pasamos.
Para muchas no es si quiera una opción, pero para las que lo es, esos primeros meses de adaptación no son el mejor momento para tomar una decisión así. A veces es parte de la transición y cuando estás pasando por toda la ansiedad del proceso es difícil ver las cosas con claridad.
8. Tómate la vuelta como una oportunidad
Aunque puede que no ocurra en las primeras semanas o incluso meses tras la vuelta, una vez que te hayas adaptado a esta nueva etapa, te volverás mucho más eficiente. En lugar de enfocarte en las dificultades, usa estos retos y todo lo que la maternidad te ha enseñado y te enseña para aplicarlo en el trabajo.
En nuestra cultura, en la que hay una falta tremenda de apoyo a las madres que trabajan, es fácil sentir que tienes que disculparte por tomarte un tiempo para sacarte la leche o por tener que pedir permiso para la recoger a tu hijo de la guardería. Pero recuerda lo que estás aportando también al trabajo: nuevas habilidades, una capacidad increíble de priorizar y para realizar múltiples tareas como una profesional, además del incentivo para trabajar de la manera más eficiente posible – no hay ningún trabajador que esté más enfocado en terminarlo todo a tiempo que una madre con ganas de volver a casa a disfrutar de su familia.
Tienes un valor único para tu trabajo y sólo cabe crecer más a medida que te vayas sintiendo más cómoda en esta nueva fase de tu vida. No te disculpes por criar a una persona y hacer un trabajo en el que te pagan. Al revés, enorgullécete de ello. Estás haciendo algo increíble.