Esta semana es la semana mundial de la lactancia y no podíamos dejar de hablar de las crisis de lactancia.
Siendo completamente sincera, os diré que aún siendo ginecologa y habiéndome formado en un hospital amigo de los niños y que fomentaba la lactancia materna, no tenía ni idea de lo que era una crisis de lactancia hasta que mi hija cumplió 17 días y sentí que mi puerperio se venía abajo y que el mundo estaba intentando acabar con mi lactancia.
Por si no fuera suficiente lidiar con un puerperio y con la lactancia materna, ésta viene acompañada de una serie de crisis que se cumplen siempre o casi siempre.
¿Qué son las crisis de lactancia?
Las crisis de lactancia, crisis de crecimiento o brotes de crecimiento son episodios dónde el bebé necesita aumentar la producción de leche. El bebé parece volverse loco y no se sabe bien si quiere pecho o quiere destrozarlo a mordiscos.
¿Qué podemos hacer para evitarlas?
Nada. Absolutamente nada.
Es la naturaleza (tan sabia) una vez más poniendo las cosas en su sitio. El bebé necesita aumentar la producción y eso es así. Lo que si podemos hacer es conocerlas, armarnos de paciencia y saber que pasarán.
La crisis de crecimiento de los 3 meses es dónde se abandonan la mayoría de lactancias y es por puro desconocimiento. Si las conocemos, sabemos por qué pasan y sabemos que pasarán, podemos continuar con nuestra lactancia de una manera más relajada.
¿Cuáles son las principales crisis de lactancia?
- La crisis de los 17-20 días:
Cuando parecía que le habías cogido el truco a esto del puerperio, la maternidad, no ducharte hasta las 17 o comer a horas intempestivas, llega la primera crisis.
De repente tu bebé que había empezado a ser predecible e incluso mamar cada 2-3 horas, empieza a mamar compulsivamente y sin parar. Cada hora reclama tu pecho. Llega a mamar tanto que puede hasta vomitar o regurgitar. Las noches son eternas porque no se despega de ti. ¿Qué está pasando? Tu bebé está aumentando la producción de leche y la única manera que tiene de hacerlo es decirle a tu pecho que necesita más. Ponerlo a trabajar sin parar para aumentar la producción que necesita. Ante todo, tranquilidad. En dos o tres días vuelve todo a la normalidad.
- La crisis de las 6-7 semanas:
Llegado el mes y medio aproximadamente experimentamos otra crisis. Las tomas vuelven a aumentar y el bebé necesita mamar todo el día. Además percibimos que no sólo aumentan las tomas, el comportamiento de tu bebé se altera. Parece estar peleado con tu pecho. Lo coge, lo suelta, se menea, te muerde incluso.
Esto sucede porque además del aumento de producción de leche que necesita, se produce un cambio en el sabor de la leche que se vuelve más rica en sodio, es decir, más salada, y esto parece no gustarles al principio. Cómo la anterior, paciencia. Ésta también pasará.
- La crisis de los 3 meses:
esta crisis es sin duda la peor de todas. Es causa de abandono de muchas lactancias por falta de información y desesperación.
El por qué de esta crisis es diferente al resto. En primer lugar, el sistema de producción de leche cambia. Hasta ahora la leche siempre estaba preparada en el pecho materno a disposición del bebé. A partir de los 3 meses el cuerpo de la mujer cambia esto, y la glándula mamaria tarda exactamente 2,2 minutos. En vez de encontrarse con el pecho lleno de leche, el bebé empieza a mamar y tiene que desencadenarse el reflejo de eyección láctea hasta que se produce. Y esto no les gusta nada. Empiezan a mamar y lloran, se pelean, se desenganchan y se vuelven a enganchar. Y luego están solo 3-4 minutos mamando y ya no quieren saber nada.
Esto también tiene explicación, y es que a los 3 meses los bebés son unos expertos succionadores y son capaces de saciarse y vaciar la mama en tan sólo 3-4 minutos. Si además a todo esto le sumamos que el bebé ya empieza a interactuar con el mundo y empieza a ver más allá de los ojos de su madre y a conocer el ambiente, tenemos un cóctel perfecto de abandono de lactancia: pechos vacíos, el bebé no se engancha, no tengo leche suficiente (porque al principio de la toma no te sale), y además no quiere saber nada de mi pecho. Caldo de cultivo para todo tipo de comentarios: si es que ya necesita más que tu leche, si es no tienes suficiente, si es que tienes mala leche, si es que es muy grande métele un buen biberón y verás como deja llorar…
Cómo con las anteriores, necesitarás mucha paciencia, esta vez más porque es más larga, suele durar alrededor de un mes, y además puede que tengas ciertas inseguridades. Pero si sabes que pasa, por qué pasa y que no puedes hacer nada por solucionarlo te ayudará a sobrellevarla.
- La crisis del año de vida:
Cuando ya te creías una auténtica experta y que nada ni nadie parará esta lactancia, llega el año de vida y tu bebé ya no tan bebé parece que tiene 20 días. En vez de alimentación complementaria prefiere solo tu pecho. Y vuelve a mamar caóticamente y sin medida. ¿Qué está pasando? Entorno al año los bebés experimentan una ralentización de crecimiento y comen menos, pero esto no se traduce en que quieran menos tomas. ¿Un consejo? Se pasará. No intentes aumentar la ingesta de sólidos para que haga menos tomas porque no funcionará.
A las madres que queréis lactancias de larga duración os hago un spoiler: a los 2 años hay otra crisis que tiene más que ver con la independencia y las inseguridades que con temas de producción láctea. Como las anteriores, se pasa.
La lactancia materna es una montaña rusa como el puerperio. Puede ser lo mejor y lo peor que has hecho en tu vida. Puede ser valiente y aterradora. Puede ser luz y sombras. La información y el apoyo te ayudarán a superar estos baches. No estás sola.
Dra. Isabel Rodríguez-Piñero Cebrián
Ginecóloga de la Unidad de la Mujer del Ruber Internacional
Ginecóloga del Hospital Clínico San Carlos de Madrid