La Vida Madre

De Peras a Huevos: El Pecho en el Embarazo y Después del Parto

De Peras a Huevos: El Pecho en el Embarazo y Después del Parto

De Peras a Huevos: El Pecho en el Embarazo y Después del Parto

De Peras a Huevos: El Pecho en el Embarazo y Después del Parto

De Peras a Huevos: El Pecho en el Embarazo y Después del Parto

De Peras a Huevos: El Pecho en el Embarazo y Después del Parto

De Peras a Huevos: El Pecho en el Embarazo y Después del Parto

Pechos. Tetas. Tetis. Da igual como las llames, desde que hicieran su aparición en la adolescencia hasta ahora se han mantenido más o menos igual. A ver, cambian un poco durante la regla… se vuelven un poquito más grandes o más sensibles, pero si eso te molestaba, abróchate el cinturón porque vienen curvas, pero de verdad!

 

Embarazo

 

Uno de los primeros signos del embarazo se manifiestan en ellas. Las hormonas empiezan a hacer de las suyas y lo notas enseguida: pechos sensibles, más grandes, hormigueo, punzadas, dolor, etc, etc.

 

Esto es porque los conductos lácteos se ramifican y florecen los lóbulos, que tienen alvéolos – pequeñas fábricas de producción de leche. La prolactina entra para establecer la producción de leche (tus niveles de prolactina serán hasta 20 veces más altos de lo normal cuando salgas de cuentas). Incluso ya a los 6 meses de embarazo, tus pechos son totalmente capaces de producir leche.

 

Pregnant woman having painful feelings in breast, massaging herself, panorama with free space

 

Después del Parto

 

Al contrario de lo que muchos de nosotras suponemos – sobretodo las primerizas – la leche no sale en el momento en que nace el bebé. De hecho lo primero que tienes es una pequeña cantidad de calostro, por eso muchas madres creen que «no tienen leche» durante esos primeros días.
El calostro es espeso, amarillo y una sustancia increíble para tu bebé, ya que refuerza su sistema inmune de por vida.


Normalmente la leche sube a los 3 días. Esos primeros días pueden resultar un poco confusos, frustrantes y agotadores, ya que, si decides dar el pecho, el bebé pasará mucho tiempo pegado al pecho para estimular la producción de leche.

Durante las dos primeras semanas tendrás el pecho muy hinchado, sensible y dolorido, aparecerán más venosos – debido al aumento del volumen sanguíneo – y probablemente aparezcan pequeñas protuberancias en tu areola. Puede ser que los hayas tenido siempre y que se hayan vuelto más pronunciados. Se llaman tubérculos de Montgomery, y son para lubricar el pecho y mantener alejados a los gérmenes.


Una de las cosas más molestas sea la subida de leche, ya que puede causar dolor general en el pecho y algunas punzadas.

Erróneamente, muchas madres creen que la lactancia deforma el pecho, pero la realidad es que el embarazo en sí ya afecta y hace que crezcan – la lactancia no hace que se caigan más.

Según la Clínica Mayo, los ligamentos y la piel que sostienen nuestro pecho se estiran a medida que el pecho de una mujer embarazada aumenta y se vuelve más pesado. Cuando vuelven encoger después de dar a luz es posible que la piel y los ligamentos extendidos no vuelvan a su forma anterior, y tu pecho tampoco, elijas amamantar o no.

En un estudio realizado en 2007 con 132 mujeres, mostró que la lactancia materna no tuvo un efecto significativo sobre la ptosis mamaria, el término médico para el pecho caído. Pero la edad, el tabaco (que afecta la elastina) y la cantidad de embarazos sí contribuyen – según el cirujano plástico e investigador de la Universidad de Kentucky, Brian Rinker.

 

 

Los Pezones

 

Aparte de volverse más sensibles, durante las últimas semanas del embarazo o después del parto, los pezones se vuelven más oscuros y más grandes, incluso pudiendo cambiar de forma.

 

Durante la lactancia se endurecen, pero aún así requieren todo el cuidado posible, así que no dudes en consultar con una asesora de lactancia. Si te duelen los pezones al dar el pecho, unta suavemente una pequeña cantidad de aceite de oliva o de coco en cada pezón y déjalo secar al aire.

 

Puede que vuelvan a su tamaño y forma originales, o no, pero volverán a ponerse de un color más claro con el tiempo después de que dejes de amamantar.

 

De Sexual a Funcional

 

Más allá de los cambios físicos, hay otro del que tenemos que hablar: tus senos cambian de sexual a funcional. Puede ser extraño, frustrante y / o intenso, tanto para ti, como para tu pareja. (Las que hayáis sobrevivido un trauma o abuso sexual tenéis necesidades únicas, y las animamos a que busquéis apoyo profesional por adelantado).

 

Al igual que el vientre durante el embarazo, el pecho cobra vida propia durante la lactancia.
Te enfocarás en el suministro de leche, el cuidado de los pezones y las tomas de tu bebé. Es muy absorbente y nada sexy, así que no te sientas presionada a hacer lo que no te apetece, es totalmente normal y justificación total para tener una conversación abierta con tu pareja. Al fín y al cabo, cuando llevas días durmiendo horas contadas, con manchas de leche, los pezones doloridos y un bebé pegado al pezón durante la mayoría de las 24h del día… es MUY normal que lo último que te apetezca sea un revolcón.

 

Y no te preocupes, volverás a tener vida sexual, pero date tiempo.

 

Cambios después de la Lactancia

 

Dos palabras: Huevos Fritos. Lo sentimos mucho, pero es verdad. Técnicamente, el embarazo tiene la culpa, y la lactancia materna no lo agrava horriblemente, pero no ayuda.

 

Realmente cuánto te afecte y la capacidad de tu cuerpo para volver a su forma original se basa en tu genética, edad, composición corporal y embarazos previos.

 

Algunas madres mantuvieron los pechos más grandes o volvieron a su tamaño anterior al bebé, algunas perdieron el tamaño de una copa y otras que simplemente se quedaron con las tetas balanceando con la brisa, como dos pelotas de tenis gastadas que cuelgan en un par de medias.

 

Pero bueno, para eso se inventaron los sujetadores!

Artículos relacionados

La Vida Madre

La Vida Madre

#maternidadsinfiltro

COMPARTIR

Share on facebook
Share on twitter
Share on email
Share on pinterest