La Vida Madre

¿Por qué se «portan mal» con Mamá?

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¿Por qué se «portan mal» con Mamá?

¿Por qué se «portan mal» con Mamá?

Madre consuela a su hija

¿Por qué se «portan mal» con Mamá?

¿Por qué se «portan mal» con Mamá?

Hoy queridas madres, vengo con todo mi amor y respeto a compartiros y a reflexionar sobre un tema del que muchas habláis. 

 

¿Cuántas de vosotras sentís que vuestros hijos o hijas «se portan peor» cuando están con vosotras? 

 

Muchas veces habéis tenido la oportunidad de poder compartir en la Vida Madre vuestras inquietudes y esta ha sido una de ellas. No eres la única y es algo propio en muchas familias.

Como ya sabéis la gestión de las emociones es una asignatura pendiente en nuestra sociedad. Si es cierto que vamos evolucionando hacia un camino más asertivo, el cual busca la comunicación, la expresión y la validación de todos nuestros estados.

Las emociones son respuestas psicofisiológicas que muestra nuestro organismo ante una situación. Todas ellas son necesarias en nuestro desarrollo, para así poder crecer de forma sana.

 

Aún así todas sabemos que delante de algunas emociones nos sentimos más cómodas que delante de otras.

La educación emocional es clave en casa y en el cole, es necesario trabajar sobre ella.

Cuando hablo de educación emocional, hablo de ser competente reconociendo nuestras propias emociones, ¿cuántas veces te han preguntado cómo te has sentido y no has tenido respuesta o no has sabido qué te pasaba?

Por esta razón es necesario tener vocabulario emocional para así poder nombrar nuestras propias emociones. Así, una vez identificas tus propias emociones, puedes reconocerlas, darles un lugar y ver qué necesitas.

El último paso para realizar una gestión emocional sana y equilibrada es poder llevar a cabo aquello que necesitas, tomarte ese permiso o también pedir ayuda.

Y aquí, en la ayuda, es cuando nuestros hijos o hijas desembocan y descargan todas sus emociones sobre nosotras. ¿Por qué nosotras? Pues hoy vengo a contarte algunas razones que quizá te podrán ayudar y para las cuáles encontraras estrategias.

 

Hay dos cosas importantes que tenemos que entender antes:

Lo primero es que tu hijo o hija es un aprendiz en educación emocional, para él o ella, aprender a gestionar sus propias emociones es tan complicado o más que para ti. Dos de los principales hándicaps que tiene la infancia es el momento evolutivo en el que se encuentran, a nivel madurativo y de lenguaje.

En relación a su nivel madurativo, es importante conocer que hasta los 7 años se encuentran en una etapa caracterizada por el egocentrismo. Por esta razón, será más difícil poder conocer las emociones y sobre todo empatizar.

Y por otro lado, al no tener el lenguaje suficiente cuando son pequeños. Cuando se encuentran en el pleno desarrollo del lenguaje y van adquiriendo palabras y la habilidad de comunicación, muchas veces se frustran al no conocer o no encontrar las palabras qué necesitan para expresarse.

 

Por esta razón, cuando se enfadan, están cansados, celosos o enfadados se quedan sin recursos y no saben cómo expresarse.

Además de eso, tal y como nosotras mismas hacemos, nuestros hijos dan rienda suelta a esas emociones cuando se sienten seguros. Y debido al vínculo materno del que os hablaba al inicio del artículo, nuestros hijos e hijas sienten en mamá la confianza, la tranquilidad y la incondicionalidad de poder expresarse.

 

En la expresión de las emociones, la pertenencia supone un papel muy importante, ya que muchas veces pueden expresarse o comunicarse para satisfacer o para ser reconocido en el grupo. En cambio, con mamá sienten la tranquilidad de expresarse libremente sin límites porque han podido comprobar como después de la tormenta vuelve la calma, y mamá sigue ahí a su lado.

El nivel madurativo y la confianza suponen dos razones primordiales por las cuáles nuestros hijos e hijas expresan su volcán emocional en nosotras.

Por eso es tan importante enseñarles sobre vocabulario emocional, darles espacios para que puedan expresar sus emociones y sobre todo ofrecerles estrategias para que puedan gestionar sus rabietas, enfados o conflictos de forma respetuosa tanto para ellos como para el resto.

Como acompañante de una etapa tan maravillosa, te comparto algunos recursos que deseo que te sean útiles, sencillos y prácticos:

  1. Establecer un límite invencible: “No te voy a dejar que me hagas daño, ni voy a hacerte daño a ti. Aquí nos cuidamos.”

    Es importante que ellos sean conscientes de que no vas a sostener ni agresiones físicas ni verbales, hay un límite, el límite del respeto, el cual se debe trabajar diariamente. Cuando descargan muchas veces pueden excederse porque pierden el control de su cuerpo físico, de sus palabras y de sus emociones. Se encuentran en un lugar y en un sentir sin recursos.

  2. Leer cuentos sobre las emociones, a partir de diferentes personajes podéis empezar a establecer conversaciones y diálogos dónde tengáis la oportunidad de descubrir el mundo emocional. Además, podréis conectar con la historia de otros seres.

  3. Cartas sobre necesidades y emociones, de forma online encontrarás grandes recursos de este ámbito. Gracias a estas tarjetas podréis ir trabajando las distintas necesidades y emociones. De este modo, conseguiréis un vocabulario más próximo y poder poner nombre a aquello que sucede.

Una vez se establezcan los límites y vuestro hijo o hija conozca qué le sucede cuando se enfada, qué puede hacer, qué no, qué necesita y cómo expresarlo, seguramente sus niveles irán disminuyendo.

 

Recuerda siempre que eres un espejo para él o ella, aprenderá de ti y de tu gestión emocional, por tanto, sería interesante que tú también pudieras darte el permiso de trabajar de forma introspectiva y observar qué haces con tus emociones, cómo las gestionas, si te responsabilizas de ellas o por el contrario las vuelcas en tu pareja, padre, hermana, hijo, etc.

Desde el corazón y el amor, espero y deseo que esta reflexión y estas estrategias puedan ayudarte y puedas lidiar con estos momentos tan delicados y a veces agotadores.

 

Permítete el decir: “ahora no puedo”, “necesito un descanso”, “más tarde te escucho”. Al igual que ellos, tú también debes escucharte y dar respuesta a tus necesidades. No es un camino sencillo, como explicaba al inicio la educación emocional es una asignatura pendiente, pero si estás aquí ya has abierto las ventanas a un nuevo horizonte.

Sandra Luque

Maestra de Educación Infantil formada en Pedagogías activas e innovación educativa.

@educamosdesdelcorazon

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